divendres, 29 de març del 2013
dilluns, 25 de març del 2013
diumenge, 24 de març del 2013
-Performance
MARINA ABRAMOVIC
Sé i no m'agrada recurrir a pel.lícules piratejades perquè fa molt de mal al cinema, però fent una excepció, val la pena pujar aquest documental i saber qui és Marina Abramovic i què significa la Performance.
dissabte, 23 de març del 2013
dimarts, 19 de març del 2013
dilluns, 18 de març del 2013
diumenge, 17 de març del 2013
dissabte, 16 de març del 2013
dijous, 14 de març del 2013
-Profecía
LA PROFECÍA DE JOSE MOTA EN EL 2010
Con lo interesante que hubiera sido un papa marxista. ¿Qué Dios les perdone?...me cago en...!
Con lo interesante que hubiera sido un papa marxista. ¿Qué Dios les perdone?...me cago en...!
...eeehhhh...en todo lo que se menea, apaga y vámonos!!
¡¡ MEJOR LOS Y LAS DIOSAS DE LA MITOLOGÍA!!
pero ¡ojo!
Hera con "h"
sino es errada
destonada
Hera
y no puede ser
quien era
Hera
Hera con "h"
sino es errada
destonada
Hera
y no puede ser
quien era
Hera
dilluns, 11 de març del 2013
diumenge, 10 de març del 2013
dilluns, 4 de març del 2013
diumenge, 3 de març del 2013
-Schopenhauer
SCHOPENHAUER Y LA PASIÓN DE LOS COLORES
Schopenhauer,
deseando ganarse la confianza de Goethe, se interesó por los colores; y
tanto, que después de abandonar Weimar e instalarse en Dresde, donde
quería consagrarse a la concepción de El mundo como voluntad y representación,
elaboró por su cuenta su propio tratado sobre la formación del color en
el ojo humano en un par de meses. Además de replicar a Newton, osaba ir
más allá de Goethe y le enmendaba la plana.
por LUIS FERNANDO MORENO CLAROS
¡Por fin contamos en castellano con la obra completa de Schopenhauer!
Al menos, con los libros que el filósofo quiso ver publicados en vida.
Quedan por verter al español algunos escritos póstumos y su
correspondencia, pero lo autorizado por él está completo. Esta excelente traducción de Sobre la visión y los colores —nunca antes en castellano— es un tratado científico, en el que hay filosofía aunque más fisiología, y que hay que inscribir en la historia de la óptica.
Arthur Schopenhauer (1788-1860) redactó este breve e intenso tratado en 1815, dos años después de publicar su tesis doctoral: De la cuádruple raíz del principio de razón suficiente. Esta obra de título tan extraño había suscitado la ironía de la madre del filósofo, la salonière y escritora Johanna Schopenhauer, quien le preguntó “si era algo para boticarios”, causando gran enfado a su hijo. En cambio, gustó a Goethe, tertuliano estrella
del salón de Johanna. En 1813 el sexagenario poeta invitó al joven
filósofo a que lo visitara para filosofar con él; también le hizo
partícipe de sus experimentos ópticos. Goethe había publicado en 1810
con ningún éxito su Teoría de los colores, resultado de veinte
años de observaciones. La poesía, pensaba, puede hacerla bien mucha
gente, pero en ciencia hay pocos que destaquen. En desacuerdo con las
teorías que Newton exponía en su Óptica,
Goethe soñaba con proponer una alternativa que asombrase al mundo
científico. Esta pasión por los colores le venía desde sus tiempos de
pintor frustrado en Italia; allí le inquietó saber cómo se forma esta
“alegría de la Naturaleza”, y se entregó a toda clase de estudios y
experimentos a fin de averiguarlo.
Este volumen incluye la correspondencia que Schopenhauer mantuvo con Goethe (hay otra edición castellana en la editorial Valdemar).
Son cartas esclarecedoras que revelan la actitud del filósofo,
arrogante, voluntarioso, y la del viejo escritor, que vio su vanidad
herida en lugar de alegrarse por los logros de su corresponsal.
Schopenhauer intentó que Goethe elogiara su escrito y que le ayudara a
publicarlo; pero recibió largas. El filósofo bufaba, sin atreverse a
mostrarle a Goethe todo su enfado, ya que lo respetaba demasiado. Pero
se despacha espetándole que él, Schopenhauer, y sólo él ha dado con “la
verdad” de la teoría de los colores, y que mientras Goethe poco ha
aportado con el desbarajuste de sus experimentos y teorías, él lo ha
puesto todo en orden para presentar una teoría de los colores tan cierta
que “algún día se estudiará en las escuelas”.
Goethe apenas hojeó el escrito, e incluso le propuso a un desesperado
Schopenhauer que se lo mandase a un especialista para que lo “valorase”.
En una memorable carta de 1815, Schopenhauer estalla. Le dice que
“filósofo es aquel hombre que tiene el valor de no guardarse ninguna
pregunta en el corazón”, y ello aunque la verdad le acarree el terrible
destino de Edipo. Goethe no responde. Escribirá un epigrama privado
dedicado a Schopenhauer: “¡Con qué gusto seguiría enseñando todavía / si
los escolares no se creyesen maestros enseguida!”.
El autor de Werther no
volvería a hacer ningún caso a Schopenhauer; cuando éste se marchó a
Italia, en 1819, concluido su sistema filosófico, tuvo a bien entregarle
una carta de recomendación para su amigo Lord Byron, afincado en Venecia.
Schopenhauer paseaba un día por el Lido en compañía de una muchacha y
vieron a Byron. Ella elogió la hermosura del poeta inglés. Schopenhauer
tuvo “miedo a los cuernos” y no entregó la nota de Goethe. Pero esto es
otra historia.
En el prólogo de El mundo como voluntad y representación
Schopenhauer observa que antes de adentrarse en la obra sería
conveniente leer —junto a otros escritos suyos— también su teoría de los
colores. Porque en este estudio primerizo (vuelto a revisar y ampliar
en 1854) se formulaba ya la tesis fundamental de su gnoseología: que
“toda intuición es intelectual”. Kantiano convencido, Schopenhauer
observó que la percepción de los colores por el ojo humano es de índole
subjetiva; lo cual iría vinculado a su conocida idea de que el mundo es
nuestra representación, la de cada individuo que lo percibe. Por eso
vale la pena leer este escrito sobre los colores, que no es sólo para
científicos sino también para amantes de la filosofía.
dissabte, 2 de març del 2013
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