ANISH KAPOOR
Relato de mis pasos por el
Dirty Corner en Milán
“El arte no se
toca”...
...o algo más o menos parecido debí pensar al entrar a La
fabbrica del vapore para visitar la exposición de Anish Kapoor.
La verdad que fui sin saber lo que
iba a encontrarme (¡mal hecho! y no es la primera vez que me pasa). Tenía en
mis manos un folleto de la programación cultural de la ciudad y Anish Kapoor me
llamó mucho la atención porque sabía que había leído en algún sitio algo sobre
él, pero era incapaz de recordar poca cosa más. Así que mi mente empezó hacer
una mixtura de concatenación estética bastante insuficiente con relación a
¿cuál eran las obras de Anish Kapoor?...hasta que me di de narices con
semejante estructura enfrente mío y seguidamente con el pensamiento de:
“El arte no se toca”...
...¡pues no!, quiero decir que
sí, hay obras que sí pueden tocarse e incluso se tiene que vivirlas, experimentarlas. Es decir,
existe ciertos trabajos artísticos llamado arte experiencial donde el
contacto físico con la obra y el espectador es fundamental, y ésta es una de
ellas.
Sin saber que estaba delante de
una obra experiencial, es clara la idea que me situé con cierta lejanía
entre el arte de Kapoor y yo, sin saber dónde está el Límite...¿me puedo
acercar más?...¿no se puede?...desde luego mi cuerpo estaba tenso, hasta que
decidí apoyarme en una pared a la espera que “algo” me produjera alguna otra
alternativa a la situación que me encontraba.
Y llegó esa alternativa, ya que
se invita al asistente a entrar dentro de la estructura. En mi caso vi como una
chica entraba, y seguidamente descubrí que “esta obra sí se toca”, se participa
de ella. La verdad que entré porque vi que alguien también entraba. Es una
instalación de dimensiones tan ingentes y oscura que no facilita adentrarse en
ella y a aventurarte a experimentar sola.
Prácticamente en el preludio de
la obra te quedas totalmente a oscuras, en muy pocos segundos de entrar, ni
siquiera podía ver a la chica que iba delante de mí a poca distancia, pero sí
la oía toser y eso me hacía seguir adelante. Tan adelante seguí, que en un
momento dado pensé que la chica y yo chocaríamos si ella retrocedía o si llegábamos al final de la instalación. Así
que mis pasos cambiaron sustancialmente de ritmo. Continuaba adentrándome por
ese tubo totalmente a oscuras pero mucho más lenta y con pasos inseguros, hasta
que decidí pararme, porque ni siquiera oía a la chica que iba delante de mí, y
se podría decir de forma oxímoron, que por un instante lo oscuro total se me
hizo aún más oscuro, hasta que di con la idea de girarme y mirar por donde
había entrado...
...esta es la imagen más o menos
que pude ver al girarme, y que me resultó aliviadora para continuar adelante,
siempre pensando que iba darme de morros contra algo.
Y dejo en incógnita el final de
mis pasos por la Instalación Dirty Corner de Anish Kapoor, sólo decir que mi
nariz está intacta, no sufrí percance alguno.