dimarts, 24 d’abril del 2012

diumenge, 22 d’abril del 2012

-Newton

FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

Pope: "La naturaleza y las leyes de la naturaleza permanecían ocultas en la noche.


Dios dijo: Sea Newton!


Isaac Newton


Y la luz se hizo".

divendres, 20 d’abril del 2012

-Universitat

LA MEVA CARRERA...

Les matrícules universitàries pujaran fins al 65%.

¡¡¡EL SABER NO PUEDE SER UN LUJO!!!



Tom Gauld


dimecres, 18 d’abril del 2012

-Similitudes

SIMILUTUDES INVERTIDAS


Caspar David Friedrich
El caminante sobre el mar de nubes
Fotografía de Esther Raya
Kjeragbolten-Noruega














"El caminante sobre el mar de nubes"  es considerada una pintura romántica. Esto quiere decir que es un tipo de arte muy ligado a los conceptos de genio, inspiración, creatividad, perfección, plenitud, originalidad y de la experiencia de lo sublime, y para conseguirlo se está dispuesto a asumir riesgos. Es un sentimiento, espíritu que idealizó la aventura en el campo del conocimiento. Un ideal para alcanzar los sueños. No se forma en condicionantes porque es un estado de ánimo, una actitud de vida donde prevalece el deseo. No vive pendiente de la realidad sino que crea su propia existencia en el relato de la perfección. En esta fotografía tomada en nuestros tiempos quizás tenga más que ver con la narración del presente, pero teniendo en cuenta que el romanticismo no ha desaparecido, de ahí la similitud-invertida.




dimarts, 17 d’abril del 2012

-Gats

EL DRET ANIMAL!!














Bé, és que a qui se li ocorre buscar-se una casa amb tobogan tenint cadells!


dilluns, 16 d’abril del 2012

-Utopía

ERNST BLOCH - UTOPÍA

“Nada es más humano que traspasar lo que existe. Que los sueños en flor casi nunca maduran es archiconocido. La esperanza probada sabe eso mejor que nadie; tampoco en esto es ella misma ninguna garantía. Ella sabe sobre todo también, por su propia definición, por decirlo así, que no sólo donde hay peligro surge la salvación, sino también que donde hay un salvador allí crece también el peligro. Ella sabe que los frustrante recorre el mundo como función de la nada, que también lo en-vano se halla latente en la posibilidad real objetiva, que lleva en sí, sin decirlo aún, tanto la salvación como la perdición".

Bloch : ¿puede fustrarse la esperanza?

diumenge, 15 d’abril del 2012

-República

LA REPÚBLICA

La república de Platón: "Hay que demostrar cómo se puede fundar el Estado más próximo al descrito. La condición es que los filósofos reinan en los Estados o los gobernantes filosofen"

 Ayuntamiento de Donosti
                  






dissabte, 14 d’abril del 2012

divendres, 13 d’abril del 2012

dijous, 12 d’abril del 2012

-Adorno

THEODOR ADORNO Y LA ESCUELA DE FRANKFURT PARA LOS TIEMPOS QUE VIVIMOS


Llevar a cabo una crítica en profundidad sobre las condiciones sociales que dan lugar a esa situación que causa superficialidad, olvido del pensar, falta de fe, vacuidad mecánica, la debilidad.

Verlo como un sistema que coacciona y deforma, intoxica hasta en aquellas instancias más íntimas. No sólo el yo está íntimamente ligado a la sociedad, sino que le debe su propia existencia en el sentido  más literal de la palabra. El individuo se hace más pleno cuanto más libremente se despliega en la sociedad y la refleja, pero su definición y cristalización sólo sirve para limitarlo, reducirlo y empobrecerlo.

¿Querer sobrevivir enmudeciendo?

dimarts, 10 d’abril del 2012

-Política

RECORTES EN SANIDAD Y EN EDUCACIÓN

Aristóteles: "El buen político se esfuerza en ocuparse, sobre todo, de la Virtud".






(Escrito por Juan Carlo Monedero). El PP improvisa. Precisamente aquello de lo que acusaba al PSOE de Zapatero. Y no han pasado cien días. El Ministro De Guindos suelta globos sonda -privatizar la sanidad poco a poco- y el Partido Popular lo desmiente (que todavía no han aprobado la ley que equipara las protestas pacíficas del 15-M con la “kale borroka”). Por sorpresa, con la misma nocturnidad y alevosía que los mercados, Rajoy llama a la Moncloa a esas gentes que, perdido el enemigo socialista, no son sino una torpe caricatura de sí mismos, para anunciar recortes de 10.000 millones de euros en educación y sanidad. Aquello que se prometió no tocar. Y luego, otra vez el desmentido. Hasta que ya no sepamos si sí, si no o todo lo contrario.
Mientras, muere en Bilbao un joven que salía de un partido de fútbol, asesinado por una pelota de goma terrorista pagada con el dinero de todos los contribuyentes y disparada por la policía. Unos demócratas. ¿Por qué no hay objetores en la policía y sí entre los médicos? Otros tantos jóvenes están en aún en la cárcel por no haber acuchillado a una integrante de un piquete y, en cambio, haber optado por estar informando de la conveniencia de hacer una huelga general. Al demente del cuchillo le fue mejor y duerme en su casa.
Los mercados nos amenazan. Si fuera Bin Laden, ETA, los GRAPO o un grupo republicano de viejos nostálgicos de 1936, habrían sido acribillados en algún barrio de la periferia. Pero como son los mercados, aquí no hay fondo. Mientras, los banqueros alemanes o ingleses que mandan al país a la ruina, aprovechan los últimos rayos de sol de la tarde en Mallorca, en Almería o en Cádiz. Con la crisis, los mayordomos les van a salir infinitamente más baratos.
Todo apunta a que nadie entiende nada y toca, pese a la perplejidad -y precisamente por ella- a aceptar lo que venga. Como la protesta en la calle estará bien subida de tono, sólo quedan dos salidas: una gran coalición entre el PSOE y el PP (como las que acostumbra Alemania cuando no puede cobrarle a nadie su bienestar) o acorralar a la ciudadanía, encarcelarla, asustarla, para que no proteste. La gran coalición es lo mismo que ahora pero con beneplácito de los dos partidos. Siempre dirán que es mejor que ser intervenidos por la Comisión Europea, el BCE o el FMI. Enfrente, estará una ciudadanía que se dirá a sí misma: si están cambiando las bases del pacto social ¿no tenemos que volver a sentar nuevas bases? ¿No es momento de una asamblea constituyente española y luego europea? ¿No toca reinventarnos el marco mínimo de convivencia?
Si tardamos en pensarlo, está clara la solución que van a buscar los principales partidos políticos. Conviene darse prisa para frenar a los aparatos, tan amigos de cambiar lo que haga falta para que las cosas sigan en el mismo sitio. Porque si quien reacciona son los partidos y no los pueblos, vamos a seguir en las mismas

diumenge, 8 d’abril del 2012

-Cine

EL CABALLO DE TURÍN

Retrato por Edverd Munch

(Escrito por Rafael Argullol para El País). El 3 de enero de 1889, por la mañana, Friedrich Nietzsche abandona su casa de la calle de Carlo Alberto, en Turín, para dirigirse al centro de la ciudad. En el transcurso de su paseo es testigo de una escena que le hace detenerse: un cochero está maltratando a su caballo que, exhausto, no quiere continuar la marcha. Nietzsche interviene. Rodea el cuello del caballo con sus brazos y rompe a llorar. Sus últimas palabras son: “Madre, soy tonto” (“Mutter ich bin dumm”). Luego viene el derrumbe, una pérdida del habla y de la conciencia que durará diez años, hasta su muerte justo en el cambio de siglo, en 1900. Simultáneamente se inicia uno de los destinos más prodigiosos y contradictorios que haya podido tener el pensamiento de un hombre. En esta década de exilio mental Nietzsche sigue siendo un completo desconocido en los circuitos académicos europeos; sin embargo, lentamente, sus escritos se van filtrando, como agua profunda, en determinados ambientes literarios y artísticos. Strindberg lo presenta como el visionario del inmediato futuro; Munch le pinta un extraordinario retrato a partir de la fotografía del filósofo que le regala un amigo.
Con el nuevo siglo, muerto ya el protagonista, la fortuna de la obra nietzscheana se apodera de Europa. Lo curioso, y elocuente, es que los admiradores proceden de bandos contrapuestos. Las lecciones de Zaratustra son seguidas con entusiasmo por anarquistas y expresionistas pero también, y al mismo tiempo, por el futurismo de Marinetti o el decadentismo de D’Annunzio. Enseguida se acercan a Nietzsche sus amigos más peligrosos: los fascistas italianos y, del modo más catastrófico, los nacionalsocialistas alemanes. Los devotos del filósofo tienen en común su voluntad de incendiar el mundo para provocar el nacimiento de una humanidad nueva. Más allá de esto las discrepancias son totales: unos abogan por el triunfo de la libertad absoluta; otros ponen el acento en la hegemonía de la raza y del Estado; y no faltan, desde luego, los que apuntan a una salvación a través del arte. La sombra de Nietzsche se proyecta en todos los frentes. Por la misma razón, a partir de 1945, tras la hecatombe, el filósofo se convierte en un proscrito. Durante años su nombre es sospechoso, pero finalmente su obra resurge y, probablemente, no haya otro pensamiento filosófico tan influyente como el suyo cuando termina el turbulento siglo XX. A juzgar por lo que ocurriría con posterioridad, no hay duda de que Nietzsche acertó cuando se proclamó a sí mismo un destino.
Pero ¿qué ocurrió aquella mañana de enero, probablemente gélida, dado el habitual clima de Turín? El abrazo al caballo maltratado, el desplome mental, el retorno al regazo materno. “Madre, soy bobo”: el niño travieso, quien como adulto ha sido el profeta que ha proclamado la inminente hoguera, cierra el círculo tras la fenomenal travesura. Le esperan diez años de silencio radical, pocos si los comparamos con las casi cuatro décadas de locura atravesadas por su admirado Friedrich Hölderlin, al que tantas cosas le unen, incluidos el destierro y la caída. Evidentemente nunca sabremos lo que ocurrió en la cabeza de Nietzsche esta mañana turinesa. Lo más desconcertante del caso es que esa cabeza había logrado trabajar a la máxima presión en los meses anteriores. El año 1888 es uno de los más productivos, si no el que más, en la trayectoria intelectual de Nietzsche. Escribe y publica varios libros, incluida esa obra maestra de la ironía que es Ecce Homo, un texto, cierto, desquiciado y hasta paranoico, pero de una sutileza y un dominio del lenguaje inigualables. ¿Fue el desplome de Turín la consecuencia natural de ese último año, como si la cuerda del arco se hubiera roto tras ser sometida a la máxima tensión? Nunca tendremos una respuesta para esta pregunta.
Hay un monólogo a cargo de un extraño visitante destinado a permanecer como una perla ardiente en la historia del cine.
En consecuencia, cabe no buscar una respuesta sino realizar una nueva interrogación. Y esto es lo que ha hecho el director húngaro Béla Tarr en El caballo de Turín (2011), una de las películas más duras, portentosas, arriesgadas y convenientes de lo que llevamos del siglo XXI. Béla Tarr, a diferencia de lo que han —hemos— hecho muchos respecto al tremendo episodio turinés, no se ha preguntado por lo que le pasó a Nietzsche sino por lo que le sucedió al caballo. ¿Qué le sucedió al caballo al que el filósofo abrazó, una vez vuelto a casa, dirigido, como siempre, por su cochero?
La respuesta a esta cuestión aparentemente absurda es una hermosa e impecable lección nietzscheana. No sé si Béla Tarr tenía intención de impartir esta lección, e incluso me parece que ha confesado que no la tenía, pero, a mi entender, en esta película, un director de cine llega más lejos que la mayoría de los pensadores y literatos que lo han intentado: más lejos en el hallazgo de mostrar el finisterre de la vida y de la civilización, el territorio terminal en el que todo se desvanece, el hábitat de aquel hombre-ocaso al que Nietzsche juzgó necesario llegar antes de que la humanidad pudiera plantearse la posibilidad de una aurora.
No obstante, la lección nietzscheana es aun más implacable que el propio Nietzsche: en la película de Béla Tarr no hay ninguna insinuación de aurora. El pozo se seca, la brasa se apaga, la llama del candil no prende e incluso el triste e imponente caballo renuncia a comer. Por todos lados hay una atmósfera de extinción, si exceptuamos el viento, la tormenta de viento que se ha apoderado de la vida y de los corazones. El desconcierto parece absoluto pero, en medio de la extrema austeridad de la historia, hay una explicación para lo que sucede. En el centro de la película hay un monólogo potente y apocalíptico a cargo de un extraño visitante que aparece y desaparece sin dejar rastro, un monólogo destinado a permanecer como una perla ardiente en la historia del cine. Quien encadena cinco minutos de palabras terribles habla como Zaratustra, y lo que dice también es propio de Zaratustra: la nobleza ha muerto porque los depredadores se han apoderado de todo, incluidos nuestros sueños.
Obsesionados por lo acontecido a Nietzsche habíamos olvidado la suerte que le había correspondido al caballo. Pero en el abrazo de Turín ambos protagonistas son importantes si queremos saber lo que nos espera.

divendres, 6 d’abril del 2012

-Vergüenza

ENTREVISTA A VICTORIA CAMPS

Pocas veces un libro sobre ética alcanza una reedición en poco tiempo. Es el caso de la última obra de Victòrica Camps (El gobierno de las emociones, Herder). En tiempos de desmoralización, casi resulta una paradoja el éxito de una obra que reivindica, entre otras, la recuperación del sentido de la vergüenza.

Pregunta: No basta conocer el bien, hay que desearlo, no basta conocer el mal, hay que despreciarlo, dice usted en su último libro. El problema consiste en dilucidar qué es el bien y qué es el mal.

Respuesta. El bien es lo que nos atrae y el mal, lo que rechazamos. Lo que ocurre es que las tendencias no siempre coinciden con lo que deberíamos aceptar como bien o rechazar como mal. En la ética se produce una mezcla entre la razón y la emoción. Es importante que haya un filtro racional que nos permita gobernar los deseos y las emociones que,  nos llevarían, por sí solas,  hacia una distinción entre el bien y el mal excesivamente subjetiva y egoísta.

P. Usted parece situarse claramente frente al dualismo, en el sentido en que Antonio Damasio critica lo que él llama “el error de Descartes”. Pero Descartes, lo que hizo, fue aplazar las cuestiones éticas porque, decía, dependían del resto del conocimiento.

R. Yo he defendido la tesis cartesiana de una moral provisional, por ejemplo, en La imaginación ética. En la medida en que no tenemos un conocimiento racional absoluto, la ética se convierte en algo tentativo. Lo que quería mostrar es lo difícil que resulta que haya acción sin las emociones. Porque la ética debe mover e incitar a actuar. De ahí que marque distancia respecto al dualismo,  respecto a un racionalismo excesivo que sugería que las emociones molestaban y había que reprimirlas. Ha habido filósofos que no han pensado así y yo intento recuperarlos. Yo entiendo la ética, sobre todo, como formación del carácter. En eso soy muy aristotélica. Y en éste no sólo hay razón, está también la sensibilidad. Formar una personalidad moral es también formar una sensibilidad. No basta con ver el bien racionalmente, hay que desearlo también y rechazar el mal.

P. Alguien podría decir que la definición del bien que este traza coincide con el pensamientos social-demócrata. Defiende usted que hay que pagar impuestos, pero hay pensadores, Robert Nozick, por ejemplo, que no creen que eso sea algo esencialmente moral.

R. No se puede hablar de inmoralidad, porque en esos casos lo que se privilegia es la justicia, entendida como libertad y no como igualdad. Él cree que todo lo que tiene que ver con el reparto de los bienes no básicos, es moral, pero de una moral no natural. En este sentido, no sería inmoral. Los grandes principios morales deben ser universales. Y lo son, pero porque son abstractos. Las diferencias llegan al tratar de lo concreto. Pero podemos estar de acuerdo en que, defender la justicia sólo como libertad es moral, pero lo es más asociarla a la igualdad.

P. Pero, por esa vía, se ha llegado a decir que los impuestos son un expolio.

R, Se pueden ver como un expolio, pero también se peden percibir como el elemento necesario para redistribuir la renta y, por lo tanto, para lograr más equidad.

P. ¿Por qué es más moral ser igualitario que no serlo?

R. Siempre he creído que en la base de la ética hay una creencia. Por eso ésa es una pregunta que no tiene respuesta. Si rechazamos una ley natural, la que nos dice que ser igualitario forma parte de la naturaleza humana, no hay respuesta. Porque no es más utilitario ser igualitario ni es más eficiente. Lo que ocurre es que creemos que el mundo es mejor con un horizonte de valores que incluyan la igualdad y la libertad.

P. ¿Por qué el conocimiento del bien no mejora a las personas?

R. Porque, contra lo que afirmaba Sócrates, (y no soy la primera en refutar la falacia) conocer el bien no implica practicarlo. Eso es un racionalismo excesivo. A veces ocurre lo contrario: conocemos el bien, pero nos apetece más hacer el mal. San Pablo decía que no hacía el bien que quería sino el mal que no quería. Es decir, sólo el conocimiento del bien y del mal  no basta. Hace falta el deseo de hacer el bien y un rechazo del mal. Y eso es algo emotivo, sentimental. La parte más animal nos lleva a seguir el deseo. Está claro en los niños, que se inclinan constantemente por satisfacer sus deseos. Para cambiar eso hace falta educación. Eso es el gobierno de las emociones.

P. ¿Eso no reintroduce el dominio de la razón?

R. En efecto. A lo que me opongo es al dualismo excesivo. Lo que yo pretendo es resaltar la importancia de las emociones, pero sin caer en el culto al emocionalismo que hoy domina. Contra la afirmación de que la emoción es siempre buena, que lleva, en educación, a dar prevalencia a la espontaneidad del niño. Como si el niño fuera todo naturaleza y sin maldad. Una idea roussoniana de la naturaleza humana. Yo rechazo ese culto excesivo a las emociones. Bienvenidas, pero deben ser gobernadas, autocontroladas. La moral es coercitiva, represora. La moral es poner límites y, por lo tanto, coerción, aunque entendiéndola como autocoerción.

P. Sugiere usted que la felicidad en soledad no es posible.

R. Es que si hemos de gobernar las emociones es porque no vivimos solos. Robinsón no necesita la ética.

P. Hasta que llega Viernes.

R. Ya, pero mientras vive solo no necesita la ética porque no puede hacer daño a nadie. Quizás alguien diría que hace daño a los animales, pero eso sería una derivación. Dejémosla de lado. La ética tiene que ver con los demás.

P. Decía usted que era aristotélica. Quizás tras esa idea de la necesidad de compañía está la afirmación de Aristóteles según la cual no se puede ser feliz si se tiene hambre y frío y se está solo.

R. Sí, pero ésa es una idea de raíz griega, y en la Grecia clásica el individualismo no tenía la fuerza que tiene hoy. La excelencia de la persona, para los griegos, es la política: pensar en los demás, en la comunidad. Eso es lo que debe hacer el hombre libre. Ahora es más difícil pensar en términos colectivos. Hoy la independencia es un valor, el individualismo es un valor.

P. El individuo es autónomo. Pero esa autonomía es también una losa, dice usted.

R. Sí. La autonomía es un valor. Uno de los grandes logros de la modernidad: considerar que el individuo es el centro y pensar desde él. Uno de mis libros se titula Paradojas del individualismo. Pero, vivir con otros implica límites a nuestra propia libertad. No hemos encontrado el equilibrio entre libertad y convivencia. Y ése es uno de los problemas de las democracias actuales.

P. El objetivo de la ética es la felicidad ¿Qué es la felicidad?.

R. Aristóteles ya decía que no lo sabemos, pero el objetivo es tratar de averiguarlo, aprender a eliminar lo que resulta un inconveniente para ser feliz. Aunque no sepa definir qué es la felicidad. Quizás el florecimiento humano, como criterio. Pero me cuesta concretar, más allá de que se trate de encontrar un equilibrio entre lo que queremos como individuos y  lo que necesitamos limitar en nosotros mismos para la convivencia.

P. El político, dice usted, debe tener dos virtudes: la prudencia y la sabiduría. Y sostiene que la primera es, incluso, preferible a la segunda. Lo digo al hablar de Aristóteles para quien estas son virtudes teoréticas, más que morales. La sabiduría no es práctica sino contemplativa. Y la contemplación no puede ser la virtud del político que se ve obligado a actuar. La prudencia, en cambio, es el saber hacer en cada momento lo que hay que hacer. Se trata de un saber práctico que se adquiere sólo con la experiencia. El político se ocupa del interés público que es distinto, dice usted, del interés del mercado.

R. Fácticamente, no es así. Pero debería haber espacio para un interés público, lo que antes llamábamos el bien común. Que no se identificara con el mercado.

P. ¿Eso cómo se logra?

R. Viendo que hay otros factores prioritarios. El interés económico no es el único que hay que perseguir.

P. Hay una larga tradición moderna que identifica el interés económico con la satisfacción de las necesidades.

R. Pero es que hay más. El beneficio está bien como objetivo, pero hay que pensar en como se distribuyen. Y eso no lo hace sólo el mercado. Claro, sin beneficios no hay nada que redistribuir, pero el reparto es más importante que el lucro. Y el reparto no es un objetivo de los mercados. Eso depende de los gobernantes, de un sistema social y político equitativo que llamamos estado del bienestar, que está en peligro pero que, confío, pensamos que no puede desaparecer.

P. Usted defiende el papel de la vergüenza en la moralidad pública y se sorprende de que haya acusados de robo que no se avergüencen de sus actos.

R. Hay que entenderlo bien, porque eso de la moralidad pública puede sonar como algo reaccionario, pero la corrupción muestra una clara falta de civilidad, de sentido de la ciudadanía, de debilidad de la moralidad pública. La corrupción muestra que no hemos interiorizado los principios que deberían guiar la conducta. La nuestra es una sociedad con muchos desvergonzados. Gente que ha perdido la vergüenza. Si no hay una condena judicial, no hay sentimiento de culpa, y esto es subsumir la moral en el derecho. Es como si la ética fuera superflua y el límite sólo fuera el de la ley. La corrupción es ilegal e inmoral. Pero el corrupto no se avergüenza porque no se identifica con la moral. Tampoco con la ley, de ahí que busque evitarla.

P. También puede haber colisión entre la legalidad y la conciencia individual.

R. Sí, pero eso se entiende mejor. Sea porque una ley se considere injusta, sea porque se tienen unas creencias religiosas que rechazan una forma excesivamente liberal de legislar. Hay una ley del aborto y hay quien hace objeción de conciencia. Lo que no entendemos tan bien es la necesidad de interiorizar los valores básicos, estén o no recogidos por la ley, porque no todo se puede regular.
P. ¿Por qué la injusticia es inmoral?


R. La moral está inscrita en la razón, decía Kant. Pero esa respuesta, hoy, no nos sirve porque la razón no nos dice con claridad lo que hay que hacer.

P. Si la razón no funciona, siempre queda el miedo a la sanción.

R. El miedo es un sentimiento triste que nos lleva a no actuar. El miedo nos reprime y nos hace pasivos. Hay que superarlo, pero eso no significa que el miedo sea un elemento inútil. Hay cosas que deben ser temidas. El terrorismo produce rechazo y miedo.

P. ¿No hay una sobreexplotación del miedo por los poderes públicos?

R. Producir miedo en la gente es un recurso habitual para hacer que se desconfíe del otro. Esa sería una manipulación por el miedo.

P. Usted ha escrito que la función de la empresa es obtener beneficios. Es lo mismo que persigue el trilero.

R. Claro. Es una definición que sirve para el empresario, el trilero (aunque éste no obtiene tantos beneficios) y para la mafia.

P. Pero ni el mafioso ni el trilero dicen actuar en nombre del bien común. La cuestión es ¿el beneficio puede ser un criterio moral?

R. No puede ser el único criterio. Aumentar los beneficios es un objetivo que no es condenable, lo que ocurre es que no puede ser un objetivo único, entonces sería un objetivo muy egoísta. La diferencia entre el empresario y el mafioso es que el segundo no repara en los medios. El primero, sí. Bueno, no siempre. Es uno de los problemas de entender el capitalismo como puro incremento de beneficio.

P. Al analizar el comportamiento político en Estados Unidos, usted recoge la asociación entre los demócratas y el racionalismo y los republicanos y la emotividad. ¿Vale para progresistas y conservadores aquí?

R. Western habla de Estados Unidos, pero se lo que dice es extrapolable. Los conservadores suelen hablar de ideales –dios, la familia- que tocan más directamente la fibra emotiva de la gente. Los progresistas son más racionales y se refieren a la equidad, la redistribución, incluso utilizan conceptos negativos, como “carga fiscal”. Así es más difícil convencer.

Nota biográfica
Victoria Camps (Barcelona, 1941) ha sido catedrática de Ética en la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro del Comité de Bioética de España. Hace apenas un año publicó El gobierno de las emociones (Herder), que ahora se reedita. En este texto analiza el papel de los sentimientos en la moral y que, en cierto sentido, enlaza con La imaginación ética, uno de sus primeros textos. Entre otras cosas, reivindica el papel de la vergüenza en una sociedad en la predominan los desvergonzados y los corruptos. Ahora, explica ella misma, trabaja en una Breve Historia de la ética. “Me lo propuso un editor y ex-alumno y la idea me atrajo. Es como recapitular lo que he estado enseñando durante casi cuarenta años, ahora que me acabo de jubilar. Al repasar y tratar de explicar las lecciones de los filósofos de la moral, me encuentro con ideas que me gustaría examinar más despacio. Por ejemplo, el objetivo de la felicidad, del que hablábamos hace un momento y que siempre ha estado muy vinculado a la ética. Quizá, cuando acabe el libro que he empezado, me ponga a trabajar sobre la felicidad. Vendría bien hacerlo ahora que estamos obligados a cambiar por culpa de la crisis. ¿En qué consistiría hoy la búsqueda de la felicidad?”.

dijous, 5 d’abril del 2012

-Canon

IMAGEN DENTRO DEL CANON

Rodin fotografiado en 1907 por Edward Steichen

El pensador de Rodin

dimecres, 4 d’abril del 2012

-Economía

PRESUPUESTOS GENERALES, CUENTAS DEL ESTADO

Puede que sea mejor tomárselo con esta filosofía, porque este país es un mal cachondeo.






¡están tirando gases!

dimarts, 3 d’abril del 2012

-500

500 VISITES

No m'agraden els comptadors i aquesta informació no m'agrada dir-la, (potser serà l'ultima vegada que ho faci). Aquests dies he superat la xifra de cinc-centes visites. Volia donar-vos les gràcies per el vostre interés. Sé que hi ha uns llocs de la part del món que sou molt fidels a aquest blog. Gràcies!. Jo m'ho passo genial pujant coses dintre de la temàtica més o menys de filosofia.