dilluns, 25 de març del 2013

-Artivista

AI WEIWEI

El mateix que amb Marina però ara amb Ai.


 http://www.peliculas4.com/ver-ai-weiwei-never-sorry-2012-online-9-6067.html


diumenge, 24 de març del 2013

-Performance

MARINA ABRAMOVIC




Sé i no m'agrada recurrir a pel.lícules piratejades perquè fa molt de mal al cinema, però fent una excepció, val la pena pujar aquest documental i  saber qui és Marina Abramovic i què significa la Performance.  

dilluns, 18 de març del 2013

dissabte, 16 de març del 2013

dijous, 14 de març del 2013

-Profecía

LA PROFECÍA DE JOSE MOTA EN EL 2010

Con lo interesante que hubiera sido un papa marxista. ¿Qué Dios les perdone?...me cago en...!


...eeehhhh...en todo lo que se menea, apaga y vámonos!!

¡¡ MEJOR LOS Y LAS DIOSAS DE LA MITOLOGÍA!!
pero ¡ojo!
Hera con "h"
sino es errada
destonada
Hera
y no puede ser
quien era
Hera


diumenge, 10 de març del 2013

dilluns, 4 de març del 2013

diumenge, 3 de març del 2013

-Schopenhauer

SCHOPENHAUER Y LA PASIÓN DE LOS COLORES


por LUIS FERNANDO MORENO CLAROS

¡Por fin contamos en castellano con la obra completa de Schopenhauer! Al menos, con los libros que el filósofo quiso ver publicados en vida. Quedan por verter al español algunos escritos póstumos y su correspondencia, pero lo autorizado por él está completo. Esta excelente traducción de Sobre la visión y los colores —nunca antes en castellano— es un tratado científico, en el que hay filosofía aunque más fisiología, y que hay que inscribir en la historia de la óptica.
Arthur Schopenhauer (1788-1860) redactó este breve e intenso tratado en 1815, dos años después de publicar su tesis doctoral: De la cuádruple raíz del principio de razón suficiente. Esta obra de título tan extraño había suscitado la ironía de la madre del filósofo, la salonière y escritora Johanna Schopenhauer, quien le preguntó “si era algo para boticarios”, causando gran enfado a su hijo. En cambio, gustó a Goethe, tertuliano estrella del salón de Johanna. En 1813 el sexagenario poeta invitó al joven filósofo a que lo visitara para filosofar con él; también le hizo partícipe de sus experimentos ópticos. Goethe había publicado en 1810 con ningún éxito su Teoría de los colores, resultado de veinte años de observaciones. La poesía, pensaba, puede hacerla bien mucha gente, pero en ciencia hay pocos que destaquen. En desacuerdo con las teorías que Newton exponía en su Óptica, Goethe soñaba con proponer una alternativa que asombrase al mundo científico. Esta pasión por los colores le venía desde sus tiempos de pintor frustrado en Italia; allí le inquietó saber cómo se forma esta “alegría de la Naturaleza”, y se entregó a toda clase de estudios y experimentos a fin de averiguarlo.
SchopenhauerlibroSchopenhauer, deseando ganarse la confianza de Goethe, se interesó por los colores; y tanto, que después de abandonar Weimar e instalarse en Dresde, donde quería consagrarse a la concepción de El mundo como voluntad y representación, elaboró por su cuenta su propio tratado sobre la formación del color en el ojo humano en un par de meses. Además de replicar a Newton, osaba ir más allá de Goethe y le enmendaba la plana.
Este volumen incluye la correspondencia que Schopenhauer mantuvo con Goethe (hay otra edición castellana en la editorial Valdemar). Son cartas esclarecedoras que revelan la actitud del filósofo, arrogante, voluntarioso, y la del viejo escritor, que vio su vanidad herida en lugar de alegrarse por los logros de su corresponsal. Schopenhauer intentó que Goethe elogiara su escrito y que le ayudara a publicarlo; pero recibió largas. El filósofo bufaba, sin atreverse a mostrarle a Goethe todo su enfado, ya que lo respetaba demasiado. Pero se despacha espetándole que él, Schopenhauer, y sólo él ha dado con “la verdad” de la teoría de los colores, y que mientras Goethe poco ha aportado con el desbarajuste de sus experimentos y teorías, él lo ha puesto todo en orden para presentar una teoría de los colores tan cierta que “algún día se estudiará en las escuelas”. Goethe apenas hojeó el escrito, e incluso le propuso a un desesperado Schopenhauer que se lo mandase a un especialista para que lo “valorase”. En una memorable carta de 1815, Schopenhauer estalla. Le dice que “filósofo es aquel hombre que tiene el valor de no guardarse ninguna pregunta en el corazón”, y ello aunque la verdad le acarree el terrible destino de Edipo. Goethe no responde. Escribirá un epigrama privado dedicado a Schopenhauer: “¡Con qué gusto seguiría enseñando todavía / si los escolares no se creyesen maestros enseguida!”.
El autor de Werther no volvería a hacer ningún caso a Schopenhauer; cuando éste se marchó a Italia, en 1819, concluido su sistema filosófico, tuvo a bien entregarle una carta de recomendación para su amigo Lord Byron, afincado en Venecia. Schopenhauer paseaba un día por el Lido en compañía de una muchacha y vieron a Byron. Ella elogió la hermosura del poeta inglés. Schopenhauer tuvo “miedo a los cuernos” y no entregó la nota de Goethe. Pero esto es otra historia.
En el prólogo de El mundo como voluntad y representación Schopenhauer observa que antes de adentrarse en la obra sería conveniente leer —junto a otros escritos suyos— también su teoría de los colores. Porque en este estudio primerizo (vuelto a revisar y ampliar en 1854) se formulaba ya la tesis fundamental de su gnoseología: que “toda intuición es intelectual”. Kantiano convencido, Schopenhauer observó que la percepción de los colores por el ojo humano es de índole subjetiva; lo cual iría vinculado a su conocida idea de que el mundo es nuestra representación, la de cada individuo que lo percibe. Por eso vale la pena leer este escrito sobre los colores, que no es sólo para científicos sino también para amantes de la filosofía.